domingo, 6 de abril de 2014

La Peonza. Parte I

En Cosas de Artesanía os queremos hablar de un juego que se remonta a la antigüedad. La peonza es un juego infantil muy antiguo en España. La peonza (en este caso trompo) de madera debe bordearse con un cordón y tirarlo al suelo, para que ruede y baile el máximo tiempo posible.

Las peonzas las podemos clasificar en cuatro grupos. Las de madera, las de metal, de plástico y batalla. Lógicamente nosotros hablaremos de las de madera que son las que ocupan lugar en los post de artesanía.

Los trompos de madera son llamados habitualmente tradicionales. La imagen de estos trompos veteranos acude a nuestra mente cuando nos mencionan la palabra “peonza”, sin importar su forma exacta, ya que existen diversas variaciones.
La madera fue sin duda el material original en el que se fabricaron. De hecho la madera sigue siendo el material más preciado por los coleccionistas ya que su calidez, su color, su peso y su tacto característicos, las hace especiales. Desplazadas en parte por las peonzas fabricadas con materiales más modernos, siguen ocupando un puesto de honor en cualquier colección que se precie.
Estos trompos pueden tallarse a partir de varios tipos de madera.
Habitualmente se emplean maderas muy duras, como la del naranjo, el boj, la encina o cualquier árbol de crecimiento lento como el roble o el nogal.



Hay dos razones muy claras que justifican el uso de maderas resistentes: durabilidad y aguante.
No olvidemos que los trompos atraen poderosamente la atención de los más jóvenes, con lo cual este objeto debía realizarse con los mejores materiales para asegurar años y años de uso en manos entusiastas y, por qué no decirlo, poco cuidadosas. Además se da la coincidencia que los trompos de madera en sí mismos solían lanzarse contra los trompos de los demás, en un tipo de juego en el que ya de por sí se buscaba dañar o romper la peonza del rival. Como vemos las batallas de peonzas  son en realidad antiguas y llevan a sus espaldas mucha solera.

Es bastante curiosa la clasificación de las peonzas de madera, precisamente cuando la misma se realiza en relación a su capacidad destructiva o de ataque, además de tener en cuenta sus aptitudes de giro.
Esta capacidad viene determinada por dos factores: punta y tamaño.
Las puntas pueden ser normales, cuya punta redondeada está pensada para buscar el equilibrio entre duración de giro y daño; las piano, de punta más acentuada, giran menos tiempo y son capaces de dañar bastante los otros trompos; las carrasca, afiladas como un clavo, cuya misión es destrozar peonzas dejando de lado su capacidad de giro continuado.

Dicho lo cual, si alteramos su tamaño obtenemos tres nuevas clasificaciones, pero eso lo dejaremos para la segunda parte.

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